martes, 27 de noviembre de 2018

Bin City


Érase una vez una gran ciudad en la que todos sus habitantes comían muchísima comida basura: pizzas para desayunar, perritos calientes en el almuerzo, hamburguesas para la comida, chuches para merendar y en la cena más de lo mismo.
Se pusieron tan gordos que no cabían por las puertas de sus casas, ni se podían subir a sus coches, ni existía ropa de su talla y rompían las sillas cuando se sentaban. Pero seguían comiendo. Comían y comían. Por la mañana, por la tarde, por la noche y de madrugada.
Llegó un momento en el que la piel de sus cuerpos no pudo estirarse más y explotaron. La ciudad se llenó de hamburguesas con ketchup, mayonesa, mostaza y queso... de pizzas de peperoni y salsa de barbacoa... de salchichas, gominolas, chicles y caramelos. Todo quedó hecho un desastre.
Desde entonces la ciudad se llamó Bin City.

sábado, 24 de noviembre de 2018

El semáforo loco


Érase una vez una ciudad muy grande, con millones de habitantes, miles de coches y edificios y muchísimos semáforos.
Uno de ellos se comportaba de forma rara: cada vez que se acercaba un coche el semáforo encendía su luz roja y el coche tenía que parar. Cada vez que pasaba un camión ocurría lo mismo. Y con las motos igual. También con los autobuses.

Una tarde muy soleada Jaime salió a dar un paseo con su bicicleta y al pasar a su lado el semáforo ¡encendió su luz verde!.
Todo el mundo estaba sorprendido. No podían creérselo. Nadie sabía lo que pasaba... hasta que Jaime lo adivinó: al semáforo no le gustan los vehículos que contaminan el aire.
A partir de ese día toda la gente de la ciudad se desplazaba en bicicleta y el semáforo siempre estaba en verde.

lunes, 19 de noviembre de 2018

La niña jirafa


        Había una vez una niña que se pasaba el día mirando hacia arriba para observar la forma de las nubes.
            Veía un elefante, un caballito de mar, un árbol y hasta un dinosaurio.
          

      Como pasaba tantas horas del día mirando al cielo, se chocaba con la gente que paseaba e incluso con las papeleras. Era tan despistada que llegó a saltarse un semáforo en rojo.
            Tanto estiraba el cuello para acercarse a las nubes que se le quedó tan largo como el de una jirafa.

martes, 13 de noviembre de 2018

SUPER PICNIC


            Había una vez una familia de seis personas: Diego el padre, Carolina la madre, Eva la tía, Elena la hermana mayor, Susi la hermana pequeña y Carlitos el hermanito. Un soleado sábado del mes de Mayo decidieron hacer un picnic en el campo.

            Mientras Carolina partía el bizcocho de manzana le picó un escorpión y gritó tanto que la oyeron a cien kilómetros.

Diego estaba sirviendo los refrescos y una enorme avispa se aproximó y le clavó el aguijón en el culo.

Su hermana Eva corrió a ayudarle y le mordió una araña que paseaba por allí.

Los niños estaban tan asustados que no se dieron cuenta de que unas hormigas rojas se estaban comiendo sus galletas de chocolate y las chuches, hasta que Elena las vio e intentó echarlas. Pero la hormiga reina le mordió en el dedo índice.

Susi y Carlitos seguían jugando al escondite y al pilla pilla. Entonces salió de detrás de un árbol una enorme lagartija que les mordió.

Esa tarde algo cambió para la familia Pérez. Ya no volverían a ser unos simples humanos. Ahora se han convertido en los superhéroes Scorpion Queen, Hornet Man, Spider Woman, Antz Girl y Lizards Children.

¿Te vienes de picnic conmigo?
 

EL PAYASO FELIZ



           Érase una vez un gran circo que viajaba por todos los países y ciudades. En él actuaban equilibristas, trapecistas y dos payasos.

            Wondruhska era uno de los payasos. Tenía un problema: no sabía reír. Lo intentaba y lo intentaba, pero no lo conseguía. Pedía a sus amigos que le contasen chistes, que le hicieran cosquillas... pero nada. Ni una sola sonrisa.

            Un día, su compañero Ambrosio se compró unos zapatos horribles. Eran naranjas, negros, grises y con cordones rosas. Wondruhska no pudo evitar una carcajada y otra y otra. No podía parar de reír. Estuvo una semana entera riéndose y todavía sigue.

            Ahora le llaman Wondruhskajajajaja, el payaso feliz.